Prepárense para comenzar un viaje en el tiempo. Desde las Cuevas de Maltravieso hasta el castillo de Montánchez pasando por el legado de Vostell en Los Barruecos, la presencia del hombre en estas tierras ha sido muy intensa y activa, y prueba de ello son los innumerables vestigios que han llegado hasta nosotros.
Un recorrido por los pueblos que jalonan la ruta nos permitirá conocer innumerables muestras del paso de las diferentes culturas que poblaron este territorio.
Del tesoro de Aliseda al Museo Wostel
En la comarca se han producido importantes hallazgos arqueológicos pertenecientes a distintos asentamientos que van desde el paleolítico hasta la ocupación romana.
Tal es el caso del famoso Tesoro de Aliseda, un ajuar funerario perteneciente a la cultura tartesa del siglo VII a. C., formado por centenares de piezas de oro, plata, vidrio y bronce; en Aliseda se puede visitar el Museo del Tesoro. En Botija es de destacar el poblado de Villasviejas del Tamuja, uno de los mejores castros de la Edad del Hierro extremeño, asiento del pueblo luso-vetón, conformado por guerreros y ganaderos.
El legado romano en el territorio tiene en el puente romano de Alcántara su muestra más significativa. El puente, construido en el año 102 a. C., tiene 6 arcos, 59 metros de alto y 194 de longitud, y se conserva en tan buen estado que aún se utiliza para el paso de todo tipo de vehículos.
El puente que remontó las aguas
Otro puente romano de especial importancia es el de Alconétar, erigido al paso de la Vía de la Plata por el Tajo. Situado inicialmente cerca de Garrovillas de Alconétar, la construcción del embalse de Alcántara obligó a trasladarlo aguas arriba.
La presencia romana en estas tierras también nos ha dejado otras muestras como el puente romano de Benquerencia sobre el río Tamuja, la villa romana de Monroy, una de las villas romanas más conocidas de la península Ibérica por su amplitud y por su complejidad, el campamento romano de Cáceres el Viejo, a escasos kilómetros de la capital, o los restos de la antigua muralla de la ciudad fortificada del siglo I d. C, Norba Caesarina, de Cáceres.
La ocupación visigoda de Extremadura dejó una magnifica huella de su arquitectura en la basílica visigoda de Santa Lucía del Trampal, en las proximidades de Alcuéscar. La basílica del Trampal es la única de su género que se conserva en pie en todo el centro y sur de la península y un claro exponente en la comarca de la importancia que alcanzó Extremadura en tiempos de la monarquía hispanovisigoda.
El Castillo de Monroy es un ejemplo de la arquitectura militar del románico, destinado no tanto a la defensa como a la ostentación de poder.
El estilo gótico está representado en la comarca por la Iglesia de San Pedro de Garrovillas, una grandiosa construcción en sillería de granito. En esta localidad se encuentra también la Plaza Porticada, una de las plazas porticadas más bellas de España.
Una de las paradas obligatorias en esta ruta la realizaremos en Cáceres.
El arte renacentista se manifiesta con toda su majestuosidad en la multitud de edificios integrados en el recinto fortificado de su ciudad monumental, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y que exhibe orgullosa una riqueza histórica y artística que la hacen única.
Sin abandonar este periodo artístico, los pasos nos conducen a los mismos límites del territorio de la Torta, y es que en la muy noble Villa de Alcántara nos aguarda el impresionante conjunto de San Benito de Alcántara, integrado por la Iglesia (que no se llegó a terminar), el Convento y la Hospedería. Recorrer de noche sus intrincadas calles mientras resuenan los ecos de los actores que año a año dan vida a su Festival de Teatro Clásico es una experiencia que difícilmente se olvida. Cerca de allí, la Iglesia de Santa María la Mayor de Brozas y el Retablo de la Iglesia de Nª Sra. de la Asunción de Arroyo de la Luz, que contiene veinte tablas del pintor pacense y universal Luis de Morales.
Existen también muestras del arte más actual, como la estación de autobuses de Casar de Cáceres, un edificio vanguardista obra del arquitecto Justo García Rubio y museos de artistas contemporáneos, como el Museo Narbón de Malpartida de Cáceres.
Pero quizás la obra más representativa sea el Museo Vostell de Malpartida de Cáceres. Está situado en medio del Monumento Natural de Los Barruecos, un marco único, y aprovecha además las instalaciones de un antiguo lavadero de lana, aunque muchas de sus obras están expuestas al aire libre. Se trata de un museo único en Extremadura y mundialmente reconocido como un centro ejemplar de la cultura de vanguardia.
Existen otros museos y centros de interpretación en la comarca que profundizan en su pasado y en los principales valores que atesora como el Museo del Queso y el Centro de Interpretación de Vías Pecuarias de la Cañada Soriano-Occidental "Casa Pinotes" en Casar de Cáceres, en Aliseda se encuentra el Centro de Interpretación de la Minería y el Hombre en la Sierra de San Pedro, situado en una de las laderas de la Sierra del Aljibe, desde el que se puede contemplar gran parte de la comarca y más recientemente el Centro de Información y Documentación de Vías Pecuarias de Malpartida de Cáceres, el de las Escuelas Viajeras en Navas del Madroño o el Museo Etnográfico de Garrovillas de Alconétar.
La comarca Sierra de Montánchez y Tamuja alberga el Centro de Interpretación Torta del Casar "Pastoralia" en Almoharín.En Montánchez la Fundación VandeLinde, iniciativa del pintor hiperrealista Alwin Van der Linde, tiene como misión desarrollar nuevas perspectivas dentro de la figuración y de comunicar la fascinación con la observación de la naturaleza a través del arte contemporáneo. De vuelta a Cáceres y para terminar nuestro recorrido por esta ruta no podemos dejar de recomendar el Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear, que cuenta con la colección privada de arte contemporáneo más importante del país.