La Trashumancia en La Serena
Desde el período de repoblación, La Serena tuvo una vocación eminentemente ganadera favorecida por dos causas: una gran extensión de pastizales en una de las rutas preferentes del ganado trashumante y la política de proteccionismo ganadero por parte del reino castellano con la institucionalización de La Mesta.
Al principio, el área se mantuvo relativamente despoblada, los maestres y comendadores de las órdenes arrendaban los pastos sobrantes a los ganaderos de las sierras, quienes, con la renta pactada, contribuían en gran manera a revalorizar estas tierras. Estos serranos mesteños estaban amparados por las leyes siempre que siguiesen sus cañadas y ajustasen los pastos con sus dueños sin hacer perjuicios, si bien después hicieron de estos derechos excesivos privilegios.
La Serena alberga, además, algunos de los rebaños que practican la llamada trashumancia inversa, cuyos dueños viven en las tierras cálidas del sur como Campanario o Castuera, y arriendan pastos de agostada en las tierras de las sierras del norte y en invierno en fincas propiedad de la familia, sin excluir el arriendo de otras fincas que completan la alimentación invernal. A esta trashumancia en la que las distancias recorridas eran de menos de 100 km se le llamaba trasterminancia.
La extensa red de vías pecuarias con las que cuenta La Serena nos permiten en la actualidad contar con más de 200 km de rutas señalizadas que surcan nuestra comarca de norte a sur y de este a oeste y que van desde el GR-115 a una amplia red de Senderos Locales (SL) y Pequeños Recorridos (PR).
Alimentos indispensables de La Serena
Con estos precedentes a nadie le resultará extraño que en esta tierra la tradición quesera esté indisolublemente ligada a su historia, y si hablamos de rebaños y quesos, como podrán imaginar, el cordero, alimentado en los pastos naturales de las extensas estepas de La Serena, es un habitual en cualquier mesa de la comarca, de ahí que la caldereta de cordero sea uno de los platos estrellas.
Un entorno natural privilegiado no podía sino dejarnos unos productos excepcionales. La excelente calidad del aceite de oliva virgen extra le ha merecido no pocos reconocimientos, entre ellos, la Denominación de Origen Protegida Aceite Monterrubio. Los aceites protegidos por la Denominación son obligatoriamente de oliva virgen extra, de una acidez de hasta 0,5 grados como máximo de aceitunas de las variedades Cornezuelo y Picual o Jabata como mínimo en un 90%. En Monterrubio de la Serena se encuentra el Museo del Aceite, donde podrá adentrarse y conocer la cultura oleícola de La Serena. Una de las variedades de queso de La Serena que podrá encontrar en el mercado es “queso con aceite”, una tradición ancestral en nuestra comarca y un placer para los sentidos.
Otro de sus ecosistemas es el escenario donde podemos ser testigos de uno de los milagros culinarios de nuestra gastronomía: la cría del cerdo ibérico. Alimentados de bellota y bien "campeaos" en sus excelsas dehesas, nos dejarán para el recuerdo y para deleite de nuestros paladares todo un repertorio de embutidos y carnes que harán las delicias de cualquiera que se atreva a entregarse sin recato a la fiesta del sabor.
El viñedo es otra de las instantáneas que acaba de conformar el mosaico del paisaje gastronómico de La Serena. En estos viñedos tradicionales se producen caldos bien elaborados y criados que, junto a los tradicionales vinos pitarreros, se presentan como el perfecto acompañamiento de la generosa gastronomía de la comarca.
Y no podemos despedirnos sino con un dulce sabor de boca; el que nos dejarán las tradicionales elaboraciones de la región. Cualquier afortunado que se adentre en los dominios de La Serena no se irá sin deleitarse con el rey de los dulces en estas tierras: el turrón de Castuera. Además, en el museo homónimo descubrirá el saber de la tradición y el buen hacer del turronero.