Naturaleza y geología en perfecta armonía.
El territorio que conforma la Denominación de Origen Protegida "Queso Ibores" comprende 35 términos municipales donde podrán disfrutar de dos paisajes bien diferenciados de Extremadura: las altas cumbres de las serranías las Villuercas, la Palomera y Altamira, un territorio inhóspito de cumbres de hasta 1.600 metros y encajados valles, que forman los sinclinales y anticlinales del Geoparque Mundial de la Unesco, y las dehesas de las zonas de los terrenos de la penillanura de la comarca Trujillana y la Reserva de la Biosfera de Monfragüe.
Entre el Geoparque y la Reserva de Biosfera
Adentrarse en el Geoparque es emprender un viaje a las mismas entrañas de la tierra; un viaje que nos acercará y nos ayudará a comprender un poco mejor los orígenes del paisaje natural que nos aguarda. Viajar al Geoparque es retroceder casi 600 millones de años, observando la formación de las montañas, los valles, las cuevas y de todas las fabulosas modificaciones que ha sufrido este paisaje.
En nuestro camino encontraremos las huellas de trilobites y de otros animales que habitaron este territorio hace 500 millones de años. Nos adentraremos en las mismas entrañas de la tierra bajando a minas y cuevas donde nos aguardan vestigios de la ininterrumpida mano del hombre en esta tierra, desde sus orígenes hasta la época actual; más de cuarenta lugares estratégicos, llamados geositios, que están señalizados para su disfrute, algunos de ellos tan imprescindibles como la Mina de la Costanaza, el Estrecho de la Peña Amarilla, el Desfiladero del Ruecas, las Apreturas del Almonte, la Cueva de Castañar de Ibor, la Lorera de la Trucha o la Cima del Risco Villuercas, entre otros.
Es el lugar ideal para practicar senderismo y otras actividades al aire libre por caminos, donde encontrar gran variedad de árboles singulares como las Loreras de Alía, especie relicta del Terciario que ha permanecido hasta nuestros días, los Castaños de las Calabazas, el Roble de la Nava o los alcornoques de los Cercones y el Venero. Como habrá observado, en estos parajes predomina el bosque mediterráneo, de encinas, alcornoques y sotobosque de jaras, tomillo, brezo; y robledales y castañares, en las zonas más montañosas.
En estos parajes es fácil observar, en vuelo o en los afloramientos de cuarcita de las sierras, aves como el buitre leonado y negro, el alimoche, la cigüeña negra, el búho real o el águila real.
La penillanura de Zorita y Trujillo
Nos encontramos ante la Meseta Trujillano-Cacereña, un vasto territorio en el que nos esperan dos paisajes bien diferenciados: la pseudoestepa de los llanos cerealistas de las ZEPA de Trujillo y Magasca, y los Llanos de Zorita y Embalse de Sierra Brava y otro paisaje húmedo.
En la primera descubriremos la importancia que tienen aquí las aves esteparias como avutardas o sisones y en la segunda, en el embalse de Sierra Brava y su entorno, encontraremos un enclave privilegiado para la observación de un gran número de aves invernantes, entre las que destacan las afamadas grullas.
Se trata éste de un espacio protegido de un gran valor ecológico debido a su biodiversidad, y cuya seña de identidad es su fuerte carácter estacional.