Tierra de Denominaciones de Origen
Los paisajes gastronómicos que podrá explorar en este territorio DOP están articulados en torno a las tres Denominaciones de Origen protegidas presentes en la zona: el queso de Ibores, la miel Villuercas-Ibores y el vino Ribera del Guadiana. Otro producto estrella son las castañas procedentes de los frondosos castañares de las Villuercas y que han dado lugar a una gastronomía con personalidad propia en la comarca.
La producción de leche de cabra para el queso Ibores DOP se realiza en régimen extensivo en la dehesa y monte bajo, lo que explicaría, junto con la ausencia de procesos químicos y térmicos, el sabor único de estos quesos y el sostenimiento del medio ambiente.
Y qué mejor compañero para estos quesos que compartir espacio en el zurrón con un buen vino; y en esta tierra el vino tiene nombre de la DOP Ribera del Guadiana; aquí existen excelentes caldos en la zona de Cañamero, Alía, Berzocana y Guadalupe. Las viñas se cultivan en bancales y no son muy extensas, cosechando tres tipos de vino para la DOP: joven, crianza y reserva, en las variedades de blanco, rosado y tinto.
Nos encontramos en un entorno de alto valor ecológico; y qué mejor lugar que el Geoparque Villuercas Ibores Jara para producir la excelente miel de Villuercas-Ibores DOP. Está presente en la elaboración de numerosos platos y repostería de las Villuercas. Es una miel de características únicas gracias a la rica y variada flora que nace en estas comarcas. Se elaboran dos tipos atendiendo a su composición: la miel multiflora, obtenida de brezos blanco y común, castaños, encinas, alcornoques, robles, retamas, zarzamoras y la miel de mielada o de bosque, de color más oscuro y con reflejos rojizos, obtenida por la libación de castaños, encinas, alcornoques y robles.
Platos y guisos tradicionales
La cocina tradicional de este territorio está marcada por la fuerte influencia de los fogones de la cocina conventual del Monasterio de Guadalupe, la cocina de la caza y la cocina pastoril.
Tras una dura jornada, qué mejor recompensa que reponer fuerzas con los manjares y elaboraciones que desde antiguo deleitaban a propios y a extraños en esta tierra de caminos y caminantes; el cerdo, el cabrito a la brasa, la caldereta extremeña, las perdices, la carne de venado, o las afamadas morcillas de Guadalupe, dulces o picantes, y cómo no, el bacalao al estilo monacal, habrán de acompañarnos en nuestro viaje para poder afirmar sin reparo que hemos conocido esta tierra.
El pan artesanal de Guadalupe y Logrosán, cocido en horno de leña, es muy apreciado. La deliciosa y conocida repostería de la comarca nos ofrece roscas de yema, roscas de muédago o bollos dormidos que nos acompañarán en el final de nuestro camino.