Cuenta la leyenda que un pastor después de ordeñar sus ovejas y beber leche de un cuenco se recostó a la sombra de un árbol y allí se durmió. No sabemos qué sueños acompañaron su descanso, pero cuando despertó, al coger su tosco cuenco descubrió que algunas flores habían caído en su interior, y que donde unas horas antes había reposado la leche, se había formado ahora una pasta. La probó y le pareció exquisita.
El protagonista de este milagro, que transforma la leche en suculenta crema, es la flor del cardo silvestre, aunque quizás seamos injustos si no reconocemos el importante papel que en esta historia tiene la excelente leche de oveja merina; o acaso fue el azaroso pastor el que simplemente soñó este untuoso capricho.
De norte a sur y de este a oeste, esta tierra es testigo de este callado ritual, ya alejado del sino de aquel afortunado pastor. Y es que Extremadura parece ser el caprichoso escenario donde únicamente se podía hacer realidad un manjar así.
Bienvenidos a Extremadura, tierra de quesos y de sus artesanos, una tierra que a cada paso nos deja un paisaje colosal, sorprendente y exuberante; una región tan generosa y profusa en paisajes como en sabores, y es que detrás de cada sabor hay una historia que espera ser susurrada.
Sin duda alguna, uno de los capítulos más brillantes de nuestra gastronomía es el que día a día escriben los excelentes quesos de oveja y cabra que nos hablan del abnegado trabajo de nuestros maestros queseros y de las bondades de los excepcionales pastos que, a modo de mosaico, dibujan un paisaje gastronómico incomparable. La apuesta por la tradición y la artesanía es el binomio que está detrás del origen del sabor único de nuestros quesos y tortas, y que se ha traducido en un reconocimiento con nombre propio: Torta del Casar, Queso de la Serena y Queso Ibores, nuestras tres DO.
Pero el queso en Extremadura va más allá de estas tres DOP; y es que podríamos afirmar que la cultura del queso llega a todos y cada uno de los rincones de la región.
Con cada paso en esta Ruta, el ávido viajero descubrirá que cada queso guarda una parte de la esencia de cada rincón de esta tierra. Adentrarse en esta ruta es sumergirse en nuestras costumbres, un viaje a la tradición que nos acercará al trabajo de los que día a día se afanan en dar forma al sabor, y esa forma en Extremadura, tiene forma de queso. Y es que recorrer la Ruta del Queso, es recorrer Extremadura.
Desde los Quesos de la Vera, donde las cabras pastan en sus fértiles valles al abrigo de la Sierra de Gredos, en una de las zonas más verdes y ricas de la región, hasta los Quesos de la Siberia, en el extremo nororiental de la provincia de Badajoz, donde también pasta la cabra Verata para producir uno de los quesos más característicos de la región, el viajero podrá encontrar quesos tan genuinos como la Quesailla, un queso elaborado con leche cruda de cabra, de coagulación mixta y prensado a mano, y que tras dos meses de maduración se conserva sumergido en aceite de oliva. Este queso se elabora desde la Sierra de San Pedro, a la Sierra de Jerez, en las comarcas de Alburquerque y OIivenza.
Desde las Vegas de Coria, al oeste de la provincia de Cáceres, hasta tierras portuguesas, encontramos otra de las zonas de más tradición quesera de la región, cuyos quesos han adquirido una merecida fama en los últimos años. Es el término de Acehuche el que da nombre a esta exquisitez. En esta comarca de cabreros, el buen clima y las fértiles tierras rodeadas de montañas y regadas por el río Alagón, están detrás de la calidad y singularidad de su leche.
No lejos de allí, un poco más al norte, encontramos las comarcas de Gata-Hurdes. Allí en las estribaciones occidentales de la Sierra de Gredos, en un entorno natural exuberante favorecido por un clima templado y lluvioso, encontramos otra muestra más de los excelentes quesos de cabra que se elaboran en la región. Se trata de un queso elaborado con leche cruda de cabra retinta y que en muchos casos se sumerge en aceite de oliva para su conservación.
En la penillanura Trujillano-Cacereña y las Vegas de Coria, en la provincia de Cáceres, se elabora un queso de oveja del tronco merino, que difiere de la Torta en que no emplea cuajo vegetal. El resto del proceso de elaboración se ha mantenido a lo largo de los siglos. El resultado es un queso de pasta dura de gran sabor y textura cremosa.
En Villafranca de los Barros se produce un queso de gran calidad, que al igual que otros quesos de la región emplea la flor del cardo silvestre Cynara Cardunculus para su coagulación. Así se obtiene el característico queso de pasta blanda y cremosa.
La lista de poblaciones donde la producción local de queso cuenta con una larga tradición salpica toda la geografía extremeña, y abundan las poblaciones como Carbajo, localidad con una gran tradición quesera en las estribaciones de la Sierra de San Pedro en la que se elaboran quesos de cabra, oveja y mezcla y que nos ha dejado quesos tan característicos como el queso Sudao, un queso elaborado con leche cruda de cabra y madurado con manteca de cerdo ibérico en un ambiente húmedo. No lejos de allí, en la localidad de Alburquerque se elabora de forma artesanal una amplia gama de quesos de cabra que deleitarán a los paladares más exigentes: queso de cabra con jamón ibérico, queso de cabra con boletus o con aceitunas son algunas de las sorprendentes creaciones que podemos encontrar allí.
La excelente calidad y variedad de quesos con que nos deleita la región, no puede sino hablarnos de la importancia que la elaboración de estas exquisiteces ha tenido en la economía de la región y también nos habla de la labor de los artesanos queseros que han sabido mantener viva la tradición y los métodos de producción que han heredado de sus antepasados.
Por ahora son muchos los quesos y las localidades que nos dejamos en el tintero, pero el descubrirlas y sorprenderse con los quesos que allí nos encontraremos es uno de los alicientes que esperamos hagan más apasionante el camino que hoy aquí les proponemos y que por ahora dejamos en manos del ávido comensal, siempre en busca de nuevas sensaciones y nuevos sabores.
Sucumbiremos a la tentación de degustar estos placeres terrenales; El QUESO es la ternura en la mesa, el beso en la boca, y es la tradición en manos del artesano. Extremadura es queso, y no hay voluntad que no se doblegue a esta fiesta gastronómica. Lo mejor, abandonarse al deseo.
¡Prepárense para sumergirse en la ruta del sabor!